viernes, 22 de diciembre de 2006

Los egos se ven en los escaparates

Transito con mi boca de murciélago y tengo sed
y tu piel es un pequeño estanque donde me refresco.
Ciego.
Sediento.
Llego desde mi olfato hasta la piel
y mi único oído sólo escucha aplausos.
Sobre mi propia sombra ahogo mi ego
Un lecho de frío es mi sonrisa.
(y tú ni te das cuenta)
Otros egos se ven en los escaparates
pero no son lo que busco,
eso es casi una irreverencia a mi simplicidad.
Lo que busco es una habitación sin verdades,
una habitación llena de flores de plástico.
Es una ciudad de mudos,
solamente con piedras se demuestra lo que se dice.
Mi casa tiene nubes y grandes muros
y ahí resguardaré a mi pobre ego solitario.
Allí extirparé mi propia voz
Nada quedará.
Nada quedará, mas que mi ceguera.
Ahora, yo seré un murciélago, empecinado en
apoyar mi boca en tu piel aún cuando
no sientas.


Daniel Saenz

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